Avances de los federales y actividad de la fuerza naval


Tenían por misión los ejércitos del Norte:
1º, apoderarse de Richmond; 2º, bloquear los puertos del Sur, para impedir que los confederados pudieran recibir material de guerra y exportar algodón; 3º, enseñorearse del valle del Misisipí, a fin de dividir en dos partes a la Confederación; 4º, arrojar de Kentucky a los sudistas, apoderarse de Tennessee y limitar de esta manera el territorio por ellos ocupado. Todo salió conforme a lo propuesto, según veremos, y la Unión pudo darse por satisfecha de la campaña; pero no por eso se declararon vencidos los confederados, antes bien, cobraron nuevos ánimos con el indeciso resultado de la batalla de Shiloh (6 de abril de 1862), en que el valiente y experto general en jefe sudista, Alberto Sidney Johnston, alumno de West Point y condiscípulo de Jefferson Davis en aquella escuela militar, derrotó a los unionistas, y a buen seguro hubiera hecho prisioneros a los nordistas y apoderádose de Pittsburg Landing, de no haber caído herido mortalmente en la pelea. Lo sustituyó Beauregard.

Reforzados los unionistas con 24.000 hombres, al siguiente día viose Beauregard obligado a emprender la retirada. En pocas semanas consiguieron los del Norte dominar en el Misisipí hasta Vicksburg, al mismo tiempo que conseguían grandes e importantes ventajas en el Oeste.

El bloqueo de los puertos del Sur demandó la creación de una marina, puesto que no existían más que algunos buques de escaso tonelaje. Como entonces no se conocían aún los acorazados, cuya construcción requiere mucho tiempo, fue fácil improvisar una escuadrilla artillando varios barcos mercantes. En cambio, los confederados carecían en absoluto de bajeles, y gracias a esto pudieron los del Norte apoderarse de los puertos de Hatteras, en Carolina del Norte, y de Port Royal, en la del Sur. Esto movió a los sudistas a procurarse naves de guerra a todo trance, y consiguieron botar al agua un buque, al que pusieron por nombre Merrimac, toscamente protegido por una cubierta de hierro, que pronto debía dar que hablar, pues echó a pique a los barcos federales Cumberland y Congress. Los del Norte imaginaron entonces un nuevo tipo de buques, cuyo primer ejemplar fue el Monitor. Era un vapor de hierro, cuya cubierta apenas sobresalía del agua. Encontráronse el Merrimac y el Monitor, y combatieron por espacio de cinco horas, sin resultado decisivo. En cambio, fue inmensa la transformación que determinaron aquellos dos buques, pues desde entonces se renunció a construir más naves de guerra de madera.

Otro éxito naval de la Unión fue la toma de Nueva Orleáns por el almirante Farragut (abril de 1862), a pesar del fuego de los fuertes Jackson y San Felipe.