La cantidad de alimento que necesitamos y los vestidos que nos cubren guardan relación
Desde luego, conviene saber la cantidad que diariamente necesitamos de los referidos alimentos, y esta cantidad varía mucho según las circunstancias. En primer lugar hay que tener presente que unas personas son más económicas que otras, en lo que a los alimentos respecta, y pueden sacar más provecho de una dieta poco abundante que otras de otra que lo sea el doble; éstas son diferencias naturales de las que no cabe fácil explicación. El clima y el vestido ejercen también gran influencia en la cantidad de alimento que nos es necesario. Si la atmósfera está caliente, nosotros perdemos por nuestra parte el calor menos de prisa y necesitamos cantidades menores de alimentos combustibles; el apetito disminuye durante la estación cálida, y obraremos con cordura ateniéndonos a este aviso; pero nos conduciremos neciamente si tratamos de estimular el apetito con los llamados aperitivos. En los climas fríos se necesita gran abundancia de alimentos capaces de producir calor; así los esquimales consumen grandes cantidades de aceite de ballena. Del mismo modo cuanto más nos abriguen nuestros vestidos, menor será, en igualdad de circunstancias, la cantidad de alimento que necesitaremos.
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