La fuga por el bosque después del rescate de Auda
Un instante después los cuatro habían desaparecido dentro del bosque, llevados por el elefante que corría a buen trote. No podían perder Un momento, pues sólo habían recorrido poca distancia cuando oyeron gritos indicadores de que la estratagema había sido descubierta y al mismo tiempo un tiro atravesó el sombrero de Phileas Fogg. Pero la fortuna estaba de su parte, pues el guía, conocedor de todos los senderos de aquella selva, forzó de tal modo la carrera del elefante, que a las diez ya estaban en Allahabad, donde tomaron el ferrocarril hasta Calcuta.
mister Fogg, al pagar al guía, le entregó por entero la cantidad que $e había fijado, lo cual dejó a Picaporte muy sorprendido, pues opinaba que era exagerada. Y como el elefante ya no podía serles útil, mister Fogg lo regaló al fiel parsi, quien rehusó diciendo que no podía aceptar una fortuna tan grande.
-Acéptalo, y aun así te quedaré agradecido -repuso Fogg.
Algunos minutos después, él y sus compañeros de viaje, junto con Auda, a la que hicieron ocupar el mejor asiento, estaban cómodamente sentados en un vagón del ferrocarril que a toda velocidad los condujo a Benarés, donde sir Francisco se despidió de mister Fogg, deseándole buena suerte en su empresa. A las siete de la mañana, llegaron a0 Calcuta; y, como el vapor correo de Hong Kong no zarpaba hasta mediodía, les quedaban cinco horas libres.
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