A Picaporte le ocurre una extraña aventura en Bombay
Una o dos horas hacía que mister Fogg y su criado estaban en Bombay, y Picaporte ya se había metido en un serio compromiso, en el que envolvió también a su amo. Habiendo salido a hacer algunas compras, entró distraídamente en uno de los grandes templos indostánicos, sin haberse antes quitado las botas, y al ser arrojado de allí por los sacerdotes, que lo descalzaron a viva fuerza, repartió algunos puñetazos y echó a correr, seguido por una irritada multitud. Cuando llegó a la estación, sólo faltaban pocos minutos para la salida del tren. Su dueño ya lo estaba esperando; y, mientras Picaporte le contaba lo ocurrido, Fix, que había determinado vigilar estrechamente a Fogg, viajando con él en el mismo tren hasta Calcuta, pudo escuchar todo el relato.
Picaporte ocupaba el mismo departamento que su dueño; pero en el rincón opuesto había otro viajero; era éste sir Francisco Cromarty, general de brigada, que había viajado con ellos desde Suez a Bombay y que ahora se dirigía a Benarés para ocupar un puesto militar.
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