El Sol es tan grande como 1.300.000 mundos del tamaño de la Tierra
Si comparamos el tamaño de la Tierra con el enorme espacio en que se propagan los rayos solares, podemos obtener la relación en que se aprovecha para nuestro planeta la energía radiante que proviene del Sol. Resulta así que de toda la energía que emite el Sol, sólo recibe la Tierra las 3 mil-millonésimas partes, en razón de la superficie de nuestro planeta, y con esa ínfima parte del calor total puede vivir perfectamente. Se deduce, pues, que la energía del Sol alcanzaría para mantener la vida en 3.000 millones de astros como el nuestro.
Si comparamos la Tierra con nuestro cuerpo, o aun con las más grandes montañas, obtenemos la conclusión de que es un planeta de muy grandes dimensiones. Sin embargo, el enorme tamaño de la Tierra queda reducido a un valor insignificante en cuanto lo comparamos con el gigantesco Sol. Éste nos parece un globo de fuego suspendido en el espacio, de gran tamaño, sin duda; pero lo enorme de ese tamaño sólo podemos comprenderlo en cuanto sabemos cuan grande es la distancia que nos separa de ese astro. Ya hemos visto que en Astronomía, como en la vida cotidiana, muchos cuerpos parecen pequeños no porque lo sean en verdad, sino debido a su lejanía.
Sabemos que el segmento de recta que atraviesa de lado a lado una esfera, pasando por su centro, es el diámetro. El diámetro terrestre es aproximadamente de 12.700 kilómetros. Si queremos calcular el valor de una circunferencia máxima terrestre (por ejemplo la longitud del ecuador o de un meridiano), debemos multiplicar el diámetro por el número pi (it) que, como todos los escolares saben, es el número de veces que el diámetro está contenido en una circunferencia, y vale 3,1416. La circunferencia terrestre resulta ser igual a 40 millones de metros, o sea 40.000 kilómetros. Un tren que corriese, sin parar, a 100 kilómetros por hora, emplearía, evidentemente, 400 horas en dar la vuelta entera a la Tierra, o sea algo más de 1(3 días y medio.
Establezcamos ahora las dimensiones del Sol. El diámetro verdadero de ese astro, que resulta de relacionar por métodos trigonométricos el tamaño que aparenta a simple vista con su distancia a la Tierra de 150 millones de kilómetros, es igual a 1.400.000 kilómetros. Resulta así que el Sol tiene un diámetro igual a unas 109 veces el diámetro terrestre. También debe ser 109 veces mayor la circunferencia máxima del Sol, y un tren imaginario que marchara, como el del ejemplo anterior, a 100 kilómetros por hora, emplearía en darle una vuelta completa 109 veces más que lo que emplearía el tren de nuestro planeta, esto es, ¡casi cinco años!
Podemos formarnos una idea más clara de la relación entre los tamaños de ambos astros, valiéndonos de una comparación. Si a la Tierra la representamos por un granito de arena de un milímetro de diámetro, el Sol será una enorme toronja con un diámetro' de casi once centímetros. ¿Se comprende ahora cuan insignificante es nuestro planeta con respecto al Sol?
Desde el punto de vista de los volúmenes, la diferencia de tamaño entre el Sol y la Tierra se hace aun más impresionante. Un sencillo cálculo, utilizando como datos los diámetros respectivos, nos dice que el Sol tiene un volumen 1.300.000 veces mayor que la Tierra. Es fácil escribir este número, pero requiere un esfuerzo de la imaginación el comprenderlo. Si cada letra de este tomo del Tesoro de la Juventud se convirtiera en un planeta igual a la Tierra, harían falta todas las letras de todas sus páginas, densamente escritas y sin grabados, para tener suficientes planetas como para igualar al volumen del Sol.
Aunque el Sol es 1.300.000 veces más grande que la Tierra, no tiene una masa igual a 1.300.000 veces la masa terrestre. Eso se debe a que el Sol es menos denso que la Tierra. Debido a la altísima temperatura a que se encuentran sus componentes, las capas externas son muy fluidas, se hallan en estado gaseoso y, por lo tanto, ocupan mucho espacio sin que su masa sea mayor.
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