Una florecita que murió a pesar de todos los cuidados
En el jardín de Burbank había una planta pequeña con una florecita blanca. Creyó mejorarla cruzándola con otra flor determinada, y el resultado fue el hermoso mesembriantemo, una planta pequeña que producía profusas y brillantes flores. Pero vivió poco, solamente cuatro años; después todas las plantas semejantes, sea cual fuere el sitio en que estuvieran, murieron. La causa se ignora.
En cambio, tuvo éxito con muchas otras nuevas flores, al obtener variedades de brillantes colores y perfumes exquisitos. Especialmente interesantes fueron sus experimentos con lirios, que antes ofrecieran tantas dificultades a los botánicos. Tomando como base para, sus experiencias unas cien variedades conocidas, Burbank logró, con gran alegría, obtener otras ignoradas hasta entonces.
Aunque Burbank conocía maravillosamente la Naturaleza, no fue un científico en el sentido estricto de la palabra. Más bien fue un hombre práctico dotado de una prodigiosa intuición y un gran, amor por las plantas. Por eso algunas de sus conquistas no se han podido repetir, por haberse perdido muchos datos y observaciones, que no recopiló. No obstante, su obra ha sido beneficiosa para la ciencia y la humanidad.
“Mi ideal -decía Burbank- es poder indicar a los hombres el modo de cambiar todo el mundo de las plantas, para que sirva mejor a sus necesidades y placeres”.
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