El maravilloso anillo de humo que no puede ser deshecho


De manera que un anillo de humo está formado realmente por una porción de aire que, al contrario del que le rodea, disfruta de un movimiento que le comunican las propiedades más extraordinarias. Entre otras cosas, dura mucho tiempo conservando su forma propia, y resiste cuantos esfuerzos se hagan para deshacerlo. No podemos cortarlo con un cuchillo, y si lo intentamos, rehuye el intento. Podemos hacer pasar un anillo a través de otro, pero no conseguiremos que se rompan mutuamente. Pues bien; todo esto, y otras muchas cosas, dependen enteramente del movimiento de que está animado el aire de los anillos. Dicho movimiento les comunica el poder de resistencia, haciendo que, lo mismo que los átomos materiales, sea sumamente difícil destruirlos. Les da una especie de dureza semejante a la adquirida por una cadena de acero cuando se la hace girar rápidamente.

Lord Kelvin, uno de los grandes sabios que han estudiado este asunto desde los tiempos de Newton, suponía que la materia se compone de alguna cosa parecida a los anillos turbillonares. Es posible que el éter al ponerse en un estado especial de movimiento, se convierta en materia, del mismo modo que, comunicando al aire un movimiento determinado, lo convertimos en cosas separadas y distintas, como los anillos mencionados en párrafo anterior.