El gran descubrimiento de Faraday y sus notables consecuencias
El físico inglés Miguel Faraday, al descubrir que la electricidad podía obtenerse por medio del magnetismo, realizó un descubrimiento que originó una verdadera revolución, pues abrió con ello las puertas de la producción industrial en gran cantidad.
Hemos visto que es posible producir imanes mediante la corriente eléctrica, y que precisamente los electroimanes constituyen los mejores y más poderosos campos magnéticos. ¿Por qué entonces no habría do poder lograrse el fenómeno opuesto, esto es, producir corriente eléctrica a expensas del magnetismo? En esto se basan los generadores eléctricos, pero antes de tratar de comprender cómo funcionan vamos a explicar en qué consiste el fenómeno que descubrió el físico Miguel Faraday, después de pacientes investigaciones, a mediados del siglo pasado, en su laboratorio.
Supongamos que tenemos un alambre arrollado en forma de bobina, con un gran número de vueltas, cuyos extremos estén conectados a un instrumento que revele el pasaje de pequeñas corrientes, tal puede ser un galvanómetro. Como no hay fuente productora de electricidad, evidentemente el galvanómetro no dará indicios de corriente. Pero supongamos ahora que comenzamos a acercar a la bobina un imán, entonces ocurre un fenómeno muy curioso. En cuanto introducimos el imán dentro del bobinado, el galvanómetro indica el pasaje de una corriente, pero lo notable es que si mantenemos quieto el imán dentro de la bobina, no pasa nada, y el galvanómetro vuelve a cero. Basta que movamos el imán, o la bobina, para que aparezca nuevamente la corriente; ¿no es curioso? Así pues, para que haya producción de electricidad, lo fundamental es que exista movimiento relativo entre bobina e imán.
Es cuestión entonces de preguntarse si tendrá importancia la velocidad con que se realice este movimiento. La experiencia nos demuestra, efectivamente, que cuanto mayor es la velocidad, mayor es la corriente generada. Pero no termina aquí lo curioso de este fenómeno; todavía podemos comprobar que si, por ejemplo, movemos el imán hacia la derecha, la aguja del galvanómetro se desvía hacia un lado, y si movemos el imán hacia la izquierda, la aguja se desvía en la dirección contraria.
Ciertamente, estamos frente a un fenómeno asombroso. Faraday debió sentirse muy extrañado al descubrirlo, y por eso se cuenta que durante siete años el genial físico estuvo tan obsesionado por el problema, que llevaba constantemente en su bolsillo un imán y una bobina, para pensar en el fenómeno en los momentos libres.
La electricidad y el magnetismo están ligados mutuamente, y los hombres de ciencia han obtenido de esta dependencia notables aplicaciones; así, el descubrimiento de Faraday produjo rápidamente un proceso paralelo de la ciencia y la técnica.
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