Los descubridores y conquistadores de América Central. La época colonial o hispánica
Centroamérica fue descubierta por Rodrigo de Bastidas, quien en 1501 recorrió la costa de Panamá.
Después de Bastidas, otros exploradores tocaron estas tierras. El 21 de setiembre de 1513 el intrépido Vasco Núñez de Balboa descubrió el Mar del Sur, o sea el océano Pacífico.
El ambicioso y enérgico Pedradas Dávila, gobernador de Castilla del Oro, organizó dos expediciones: una por tierra, al mando de Francisco Pizarra, el futuro conquistador del Perú, y otra por mar, a las órdenes de Gaspar de Espinosa.
En 1519, el hidalgo Gil González Dávila, asociado con Andrés Niño y Andrés de Cereceda, pasó a Panamá con orden del rey a fin de emprender una expedición. Desembarcó en Burica y recorrió por tierra el litoral de Costa Rica y Nicaragua. Fue generalmente recibido en paz por los caciques indígenas.
En el golfo de San Vicente, Gil González se reunió con Cereceda y Niño, que ya habían recorrido por mar el litoral nicaragüense hasta el golfo de Fonseca. Regresaron todos por mar a Panamá y luego a Santo Domingo.
Celoso Pedrarias de los descubrimientos hechos por Gil González, dispuso que uno de sus capitanes. Francisco Hernández de Córdoba, marchara por la misma ruta, con la intención de fundar establecimientos.
Hernández de Córdoba hizo labor fundadora y colonizadora conforme a las instrucciones que llevaba. Llegó al golfo de Nicoya y penetró en Nicaragua. Al llegar al lago Cicibolca, hizo explorarlo por Rui Díaz, quien descubrió el Desaguadero, o sea el río San Juan, en el cual navegó buen trecho. A orillas del propio lago, en la parte norte, fundó la ciudad de Granada; un poco más adelante, descubrió el lago Xolotlán, hoy lago de Managua, en cuya ribera norte fundó la ciudad de León. A orillas del río Coco fundó la ciudad de Segovia y continuó la exploración de aquellas tierras con la idea de encontrar un estrecho que se suponía ser la comunicación de ambos océanos. Casi al mismo tiempo recorría el país, enviado por Cortés, el bravo capitán Cristóbal de Olid, quien fue posteriormente degollado por sus enemigos en la ciudad de Naco, por él fundada.
A la vez que Olid había salido de México para Honduras, otro bravo capitán de Cortés, Pedro de Alvarado, partió hacia el Sur y llegó casi sin combatir a las inmediaciones del territorio guatemalteco. Tras victorias sucesivas alcanzadas en el río Tilapa, Zapotitlán. cuesta de Santa María de Jesús y Olintepec, se halló en el corazón del reino quiche.
Alvarado sometió a los quichés, a los cakchiqueles y a los zutuhiles, y continuando su incursión hacia el Sur, penetró en territorio de Cuscatlán (El Salvador), donde encontró la valiente resistencia del cacique Atlacatl. Tanto el valor de los naturales como los ardides de que se valieron para dañar a los invasores y las lluvias torrenciales, obligaron al audaz español a regresar a Iximché. El hermano de don Pedro, Jorge de Alvarado, continuó la conquista de Cuscatlán y a él se atribuye la fundación de San Salvador, actual capital de la república del mismo nombre.
Al regresar a Iximché, fundó Alvarado la ciudad de Santiago de los Caballeros, el 25 de julio de 1524. Los indígenas mexicanos la llamaron Tecpán Quahtemalán, que según algunos significa águila cautiva. De ahí proviene el nombre de la actual república de Guatemala.
La conquista de Costa Rica fue más tardía, y en ella tomaron parte varios capitanes desde 1539 hasta 1570. Hacia 1539, Hernán Sánchez de Badajoz obtuvo autorización de un representante del rey y del obispo de Panamá para conquistar y poblar el Ducado de Veragua, y además recibió el título de adelantado y mariscal de Costa Rica, nombre que desde entonces se aplicó a esa sección centroamericana. Sánchez de Badajoz fue infortunado en su empresa y hasta estuvo a punto de perder la vida a manos de Rodrigo de Contreras, gobernador de Nicaragua. Después aparece Diego Gutiérrez, que tampoco tuvo éxito. El verdadero conquistador de Costa Rica fue Juan Vázquez de Coronado, nombrado en 1561 alcalde mayor de Nicaragua, con la orden de recomenzar la conquista de Nueva Cartago, en Costa Rica. Vázquez de Coronado se condujo con firmeza, bondad y habilidad; así ganó la voluntad de los caciques güetares y de otros de la provincia. Fundó la ciudad de Cartago, expedicionó en la región montañosa y fue el primero en Costa Rica en divisar los dos océanos desde la cumbre de la Cordillera Central. Considerando terminada la conquista, Vázquez de Coronado marchó a España, y el rey Felipe II, reconociendo sus méritos, que en verdad eran auténticos, le dio el título de adelantado de Costa Rica, así como el nombramiento de gobernador. No gozó ese benigno conquistador las dichas de su gobierno, porque pereció ahogado a su regreso. Perafán de Rivera se hizo entonces cargo del gobierno de la provincia.
La unidad geográfica de Centroamérica hizo que fuera organizada por la corona española bajo un gobierno con el nombre de Capitanía General del Reino de Guatemala, dividida en seis provincias: Chiapas (posteriormente anexada a México), Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua y Costa Rica. Un capitán general, nombrado por el rey, ejercía el gobierno superior y a la vez era presidente de la Real Audiencia, organismo éste formado por magistrados que atendían el ramo de justicia. Cada provincia tenía un gobernador, y cada ciudad, un Ayuntamiento, cuyas funciones eran procurar el bienestar de la comunidad.
La vida colonial, aunque generalmente tranquila, no careció de motivos de preocupación y aun de angustia. En 1773, una serie de terremotos arruinó la ciudad de Santiago de los Caballeros. El capitán general, don Martín de Mayorga, poseído de pánico, dispuso el traslado de la capital a otro sitio, que es el actual asiento de la Nueva Guatemala de la Asunción, o simplemente, Guatemala.
Motivo de grandes inquietudes durante casi todo el régimen colonial fueron las incursiones de piratas y filibusteros en las islas, costas y aun en las ciudades interiores del Reino de Guatemala. Puerto Cortés, San Pedro Sula, Nueva Segovia, León, El Realejo y Granada sufrieron el saqueo de los piratas. El pirata Davis penetró por el río San Juan, atravesó el lago de Nicaragua y el 30 de junio de 1665 sorprendió a la ciudad de Granada, la que saqueó sin resistencia alguna y luego abandonó.
Son dignos de recordación los misioneros que se dispersaron por todos los rumbos del territorio para convertir pacíficamente a los naturales. El padre Francisco Marroquín, primer obispo de Guatemala, fue un ardiente defensor de los indios; pero la conquista incruenta de la Verapaz, hoy Guatemala, llevada a cabo por fray Bartolomé de las Casas, con sólo la fuerza persuasiva del Evangelio, fue el suceso más fausto de aquella época de violencias.
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