Época independiente: primeros movimientos emancipadores. Los próceres centroamericanos


Los movimientos en favor de la independencia se manifestaron en la Capitanía General del Reino de Guatemala al mismo tiempo que en México, Caracas, Quito, Santiago de Chile y Buenos Aires.

La independencia de Centroamérica fue una consecuencia de la de México. El capitán general, Gabino Gainza, cediendo a la presión de las circunstancias, estimulado por los patriotas criollos y por los informes llegados de Chiapas, provincia que había adoptado el Plan de Iguala, proclamado por el general Agustín de Iturbide en México, convocó a las autoridades civiles, militares y eclesiásticas a una reunión, que tuvo efecto el 15 de setiembre de 1821. Allí se decidió declarar el propio día la separación de España, según se hizo constar en un documento, que es el Acta de Independencia de Centroamérica. Desgraciadamente, un mes después, Iturbide conminó a las autoridades a declarar la anexión a México, ya proclamado imperio, con el propio Iturbide como emperador.

Un ejército de 6.000 nombres al mando del general Vicente Filísola invadió a Guatemala y de allí marchó sobre San Salvador a reprimir la resistencia que aquella provincia oponía a la anexión. Esta triste situación duró veintidós meses. Caído Iturbide, el propio Filísola, de acuerdo con el Acta del 15 de setiembre, convocó a los pueblos a una asamblea constituyente, reunida la cual, se ausentó. Muchas medidas importantes dictó la Constituyente, entre ellas son memorables la proclama del lv de julio de 1823, reafirmando la voluntad de independencia, y la declaratoria de libertad de los esclavos.

El 22 de noviembre de 1824, fue decretada la constitución de las Provincias Unidas del Centro de América. Se adoptó la forma federal de gobierno, de manera que las antiguas provincias se convirtieron en estados autónomos. La provincia de Chiapas quedó anexada a México.

El primer presidente fue el ilustre patriota Manuel José Arce, natural de San Salvador, quien no pudo sobreponerse a las luchas de los dos partidos políticos que existían. Algunos errores del presidente, soliviantado y dominado por los conservadores, provocaron la reacción de los elementos liberales de los estados y la guerra civil a que de momento puso fin el triunfo del general Francisco Morazán, natural de Tegucigalpa (Honduras). Este ilustre centroamericano fue elegido presidente en dos períodos sucesivos, y a pesar de su genio militar, que le permitió reprimir una tras otra muchas rebeliones que tendían a la destrucción de la República, tuvo que alejarse de la política y de la patria, exilándose en Perú. Regresó en 1842. El gobierno de Nicaragua rechazó la oferta de su espada, y entonces aceptó la invitación que le hicieron los descontentos costarriqueños contra el gobierno del licenciado Braulio Carrillo. Sin dificultad llegó a San José, capital de Costa Rica, ya organizada como república independiente, igual que los otros Estados hermanos. La aspiración política de Morazán era reconstruir la Federación, y el pueblo de Costa Rica, pacífico, y que se había mantenido alejado de las luchas fratricidas, no veía con simpatía la tendencia de su nuevo gobernante. Estalló una rebelión contra él y, hecho prisionero, fue fusilado el 15 de setiembre de 1842 en la plaza pública de San José.

Graves consecuencias ha tenido para Centroamérica la ruptura de la Federación. El mismo año de la ejecución de Morazán, Guatemala perdió el departamento de Soconusco, anexado a México por la fuerza de las armas del general Santana; Gran Bretaña retuvo a Belice y la Mosquitia nicaragüense, que no fue recuperada hasta 1895; pero permaneciendo Belice todavía ocupada, Nicaragua tuvo que aceptar un tratado y cedió a Colombia las islas de San Andrés y Providencia. En 1854-56 se hizo evidente la impotencia de los Estados separados, cuando el aventurero William Walker llegó a Nicaragua a sumarse a una de las facciones que se disputaban el poder. Al año de su arribo fue elegido presidente y decretó el establecimiento de la esclavitud. Los gobiernos centroamericanos declararon la guerra al filibustero norteamericano y, unidos los ejércitos, lo sitiaron y vencieron en Rivas.