Un plan del virrey Cevallos realizado por Rosas: la expedición al desierto


Un grave problema representaban para los pobladores del sur de las provincias de Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba, San Luis y Mendoza las actividades depredatorias de los indios del desierto, esto es, de los aborígenes de las pampas y la Patagonia; dichas incursiones destructoras, llamadas malones, hacían numerosas víctimas cada año, entre asesinados y cautivos, además de destruir pueblos enteros. Como comandante de la campaña, Rosas había dirigido la construcción de varios fortines y preparado un plan de ataque: tres divisiones convergirían sobre la región de Río Negro desde Cuyo, Córdoba y Buenos Aires. Ahora lo llevó a la práctica con éxitos notables: se rescataron más de 4.000 cautivos y quedaron fuera de combate más de 10.000 guerreros de malón. La expedición realizó además estudios geológicos, cateos y mensuras, pues marcharon incorporados al ejército técnicos de esas ramas del saber. La línea de fronteras quedó firme hasta poco después de la caída de Rosas, durante más de dos décadas.