EL PERÚ Y SUS RECURSOS ECONÓMICOS
Como un inmenso cofre que atesorara maravillas, las tierras del Perú se abren sobre el Pacífico al viajero amante de la belleza del paisaje. Pero no sólo el artista, o el viajero que recrea sus ocios, sino el hombre de empresa, el industrial y el comerciante se sienten atraídos por lo que encierra este país americano. Así como hace siglos los españoles iniciaron la conquista del imperio del Inca en pos de los tesoros del subsuelo, así también hoy las principales actividades económicas del Perú son mineras. Empero, ha variado la naturaleza del mineral objeto del humano afán: ayer fue solamente el oro y la plata lo que alentó la empresa de Pizarro; hoy lo son también el vanadio, el bismuto, el petróleo y el cobre, entre otros; de los dos primeros posee el Perú yacimientos que se cuentan entre los más importantes del orbe y que, intensamente explotados, lo convierten en uno de los principales productores y exportadores del mundo.
Las minas de plata también continúan produciendo, con ritmo tal que Perú mantiene su puesto de excepcional importancia entre los países exportadores de dicho metal
En cuanto al oro, el cobre y el petróleo, otros recursos minerales típicos de la economía peruana, existen yacimientos en explotación que proporcionan trabajo a miles de obreros y recursos fiscales a la nación.
La riqueza minera del Perú ha sido proverbial. Todos los metales conocidos, salvo el platino, se han hallado y explotado allí, unos con más intensidad que otros. El oro se ha extraído desde edades más antiguas, y también la plata, cuya búsqueda caracterizó la principal actividad de ese orden cumplida durante la época virreinal.
En cuanto al petróleo, Perú fue el primer país sudamericano que se dedicó a explotarlo.
Si estudiamos un mapa minero del Perú, observaremos que la costa norte es rica en yacimientos petrolíferos; el departamento de lea, en minas de hierro; el sur está generosamente dotado en depósitos de cobre, como los de Toquepala; el azufre es explotado principalmente en Tacna, juntamente con los boratos y el salitre, que constituyó durante el siglo xix uno de los productos que mayor actividad comercial provocaron en la república, decayendo luego extraordinariamente por la aparición de los abonos artificiales.
Pagina anterior: Gabriela Mistral, espíritu selecto, conquistó para Chile un premio Nobel de literatura
Pagina siguiente: La industria minera ha avanzado notablemente en el presente siglo