Los tipos colombianos: el llanmero, el costeño y los montañeses


El colombiano no es un pueblo homogéneo ni en su formación étnica ni en sus costumbres y manera de vivir; es, en general, trabajador y amigo del progreso; propenso a las disputas políticas, muy religioso, amante del hogar y hondamente patriota; pero cada región presenta peculiaridades diversas que caracterizan y distinguen a sus habitantes.

En las inmensas llanuras colombianas, equivalentes a las pampas argentinas, hay un tipo de habitante verdaderamente notable, semejante en muchos detalles al gaucho: es el llanero, e! hijo del desierto, que ama sobre todas las cosas la libertad, la música y la poesía, y es bravo hasta el heroísmo.

El habitante de las costas, que ha sufrido cierta influencia racial y espiritual de los negros importados del África, es alegre, bullicioso, aficionado a la música y al baile y además muy servicial y hospitalario; el antioqueño, que habita en las regiones montañosas de los departamentos de Antioquia y Caldas, se distingue por su espíritu de progreso, su capacidad para los negocios y las empresas industriales, su culto a la familia y su capacidad de adaptación a todos los climas y condiciones. El habitante del centro del país es más pausado, menos expresivo, pero inteligente y perspicaz, muy dado a la política y a las letras. Cada región tiene sus propias costumbres, su género de alimentación de acuerdo con las tradiciones y los productos de la tierra, sus fiestas, cantos y diversiones populares y aun un acento especial que distingue muy claramente al costeño del antioqueño, al bogotano del tolimense, al santanderino del pastuso. Estas diferencias de regiones no impiden que haya una gran unidad nacional entre todos los habitantes del territorio colombiano.