ACÓNITO
EFECTOS FISIOLÓGICOS DEL ACÓNITO
Bajo la influencia de fuertes dosis de acónito, los animales han presentado debilidad en los miembros, disminución de la actividad del corazón y de los vasos arteriales, respiración lenta y laboriosa. Progresando la parálisis, el animal se acuesta de lado, relajados y extendidos los miembros. La sensibilidad disminuye y por fin desaparece. El animal presenta una ceguera más o menos completa. Gradualmente se lentifican la respiración y la circulación hasta sobrevenir la muerte por asfixia, después de algunas sacudidas espasmódicas. Los animales han presentado además náuseas y vómitos, dilatación pupilar precedida a veces de contracción ligera, y abundante diuresis.
Basándose sobre sus experimentos en animales, Eades afirma que el acónito a dosis tóxica paraliza los nervios de sensibilidad sin producir estupor ni convulsiones; sus efectos son, según este autor, la debilidad, inseguridad de la estación, insensibilidad periférica gradualmente progresiva, debilidad creciente de los músculos voluntarios, lentificación pronunciada del pulso, disminución de la vista y algunas veces breves movimientos convulsivos, resultado probable-mente de la cesación circulatoria en el cerebro.
En el hombre se ha estudiado la acción local y la acción general. Cuando se fricciona vivamente una región cubierta por tegumento fino con una preparación activa de acónito, se manifiesta sensación de calor, comezón y punzadas y después embotamiento, tensión y pesadez. Cuando la piel presenta hiperestesia o es asiento de una neuralgia, puede obtenerse, según Flenming una acción sedativa directa. Aplicada sobre una mucosa una preparación activa de acónito, determina efectos irritantes. Sobre la bucal, salivación, calor, hormigueo, sabor acre sensación enervante que se siente a lo largo del esófago si la sustancia es deglutida. Sobre la conjuntiva, aumento de la secreción, quemazón y contracción de la pupila.
Los efectos generales, estudiados experimentalmente varían según la dosis. A dosis pequeñas se observan los fenómenos siguientes: calor en el estómago, algunas náuseas y ligera dificultad respiratoria, después sensación general de embotamiento, punzadas, y hormigueo, sobre todo en la lengua y en los labios, en la cara y en la extremidad de los dedos; debilidad muscular ligera y pereza para los ejercicios físicos y mentales, disminución de la fuerza del pulso y respiración menos frecuente.
Estos fenómenos se graduar; a medida que las dosis aumentan. La sensación de calor, el embotamiento y las punzadas se extienden rápidamente a todo el cuerpo; la sensibilidad periférica disminuye notablemente, hay dolor de cabeza y vértigos, obtusión de la vista, palidez, facies ansiosa, gran debilidad muscular; la voz se apaga y el sujeto tiene la sensación de una muerte próxima; el pulso, que pierde su fuerza y su frecuencia hasta latir solamente cuarenta y hasta treinta y seis veces por minuto, se acelera comúnmente después haciéndose más pequeño e irregular; los movimientos respiratorios lentos primero, se hacen después irregulares, incompletos y precipitados; la piel fría se cubre de sudor. En resumen, la acción del acónito sobre el organismo es esencialmente depresiva y se ejerce sobre sistema nervioso, cerebro-espinal y sobre los aparatos; circulatorio y respiratorio.
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