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Tareas invisibles en la preparación de los libros

Vamos a tratar de dar, en forma gráfica, una idea de cómo se hacen los libros, comenzando por la fabricación del papel hasta llegar a su impresión y encuadernación. Lo que resulta imposible es mostrar, por medio de grabados, todo el trabajo intelectual que se debió realizar para preparar cada una de las secciones que forman un libro: El Tesoro de la Juventud. por ejemplo. En este caso han colaborado gran cantidad de personas, quienes tuvieron que realizar una enorme actividad mental, primero, al pensar acerca de lo que debían escribir, y luego, al dar forma clara a sus ideas. Todo esto sin contar con que el proceso cultural que llevó a la formación de esas ideas exigió acaso, centenares, millares de años de concentración y estudio a docenas de generaciones de intelectuales. ¿Cómo dibujar o fotografiar esta inmensa labor del intelecto humano? Toda la parte material es fácilmente representable, no así la tarea mental. Podemos ver a los leñadores derribando los árboles; podemos también ver a los obreros fabricando el papel, y podemos, por último, ver cómo se imprime el libro; pero el pensamiento, el trabajo mental que hay en él, lo que constituye el alma de la obra, sólo es posible imaginarlo.

La escritura es uno de los mayores milagros que realizó el hombre. Apareció, en los albores de la Historia, respondiendo a la necesidad imperativa de representar el pensamiento en forma tal, que todos los seres humanos pudieran captarlo. La mayor dificultad con que se tropezó fue el medio, el vehículo donde asentar la escritura. Se utilizó primero la piedra, luego la arcilla, más adelante el cuero de carnero convenientemente tratado. El papel, tal como ahora lo conocemos, tardó muchos milenios en ser fabricado por el hombre, y cuando apareció, se convirtió casi inmediatamente en el elemento insustituible. Imaginémonos cómo serían de pesados los grandes ladrillos que constituían los libros de la maravillosa biblioteca de Asurbanipal.