DE DÓNDE PROCEDE EL VIDRIO
El vidrio es una de las cosas más útiles y al mismo tiempo de las más sencillas del mundo. Aun en una isla desierta podría el hombre fabricar vidrio, con tal que le fuera posible hacer fuego muy vivo. Bastarían para su intento algunos pedazos de una piedra que se llama piedra basáltica, y ceniza de madera. Estas dos sustancias mezcladas y fundidas se convierten en vidrio apropiado para hacer botellas negras.
Por supuesto que, si se tratase de fabricar cristal de buena calidad, se necesitaría algo más, si bien todos los materiales que entran en su fabricación son ordinarios. Lo que primero se necesita es sílice, que se encuentra en la arena; luego, potasa, que se halla en la ceniza de madera, y, además, sosa, cal, plomo, carbón vegetal y vidrio roto del más ordinario; y en el caso de que los materiales citados contuvieran algo de hierro u otra materia que pudiera dar al vidrio un color ingrato, deberían añadirse salitre, arsénico y algunos ácidos.
Todos estos materiales se mezclan del mismo modo que los ingredientes para hacer una pasta cualquiera; se echan luego en un recipiente de arcilla muy. dura, refractaria al fuego, llamado crisol, y se coloca este crisol en un horno de temperatura muy elevada. Pronto todos los materiales que se hallan dentro del recipiente quedan fundidos, como el azúcar, en el horno. Cuando toda esa mezcla ha estado bastante tiempo sometida a la acción del fuego, la pasta se derrite y licúa como si fuera agua. Durante el tiempo que está en el fuego dicha mezcla sufre grandes transformaciones, merced a las cuales todas las impurezas se evaporan, convertidas en gases. Luego se deja enfriar un poco la mezcla hasta que, adquiriendo cierta semifluidez, quede más pastosa que fluida. Cuando se saca la masa del horno, la arena y la piedra han desaparecido, y, en su lugar, queda otra masa, de vidrio incoloro. Debe ponerse gran cuidado en que la pasta, al enfriarse, no se solidifique.
En el momento oportuno, empieza un obrero su trabajo con la “caña”, nombre que dan los vidrieros a un tubo de metal, de metro y medio de largo, una de cuyas extremidades, la que debe sostener el obrero, está cubierta de madera para que éste no sé queme las manos. Introdúcese la otra extremidad de la caña en el vidrio fundido, procurando recoger en ella parte de él; luego se sopla con gran fuerza por el tubo, hasta hacer una esfera hueca de vidrio, llamada ampolla, del mismo modo como hacen los niños burbujas de jabón. Si lo que desea hacerse es una botella, o un tubo de lámpara, dicha ampolla o esfera de vidrio, pendiente todavía del extremo del tubo, se coloca dentro de un molde, y el vidriero continúa soplando. Con la presión del aire la primitiva ampolla se adapta a las paredes del molde y toma su forma.
Como a todos los procesos industriales, la técnica moderna también ha mecanizado la fabricación de envases y objetos comunes de vidrio.
Existen máquinas grandes y complicadas, como una que hay en Corning, estado de Nueva York, que puede producir 750.000 lámparas eléctricas por día sin que mano alguna intervenga hasta que estén listas.
También se usan nuevos métodos para moldear vidrio en polvo. Se le da forma en frío mediante presión y se calienta luego, obteniéndose una masa blanca opaca. Así se elaboran objetos de forma compleja que antes no se podían hacer con vidrio.
El método más usado para hacer cristales ordinarios para ventanas, consiste en soplar el vidrio de modo que tome la forma de un cilindro muy largo, el cual se corta en sentido de su longitud y se aplana. Las láminas para escaparates se hacen derramando la masa líquida sobre una plancha de metal de bordes algo elevados, prensándola luego por medio de un pesado cilindro. El vidrio en láminas tarda cinco días en enfriarse.
El material extraordinario de que tratamos era antes usado sólo para hacer botellas, cubrir ventanas, elaborar lentes y cristalería de mesa o de adorno. Pero actualmente se hacen con él miles de artículos diferentes. Hay como trescientas clases de vidrios distintos, algunos livianos como el aluminio, otros pesados como el hierro y fuertes como el acero. Se hacen con vidrio láminas tan delgadas como el papel, así como hilos tan finos que hacen falta muchos para alcanzar el grosor de un cabello humano.
Con estos hilos se hacen unos tejidos maravillosos que resisten a los ácidos y a la polilla, no se manchan con el aceite, son incombustibles, buenos aisladores del calor o del frío y malos conductores de la electricidad. Asimismo se fabrica una “espuma de vidrio” que flota sobre el agua, se corta como si fuese madera y se usa como sustituto del corcho, sobre el cual tiene la ventaja de no absorber la humedad. Como es mala conductora del calor, se utiliza para aislar cámaras frigoríficas y refrigeradores.
Un vidrio que actualmente se fabrica y que contiene un 96 por ciento de sílice es tan resistente a los cambios bruscos de temperatura que puede ser calentado al rojo y enseguida sumergido en agua helada sin quebrarse. Existe otro que está recubierto de una fina capa de sustancia transparente que conduce la electricidad. Sirve para hacer parabrisas. Cuando hace mucho frío se hace circular una corriente por el vidrio, éste se calienta y la escarcha no se deposita sobre él, naciendo, entonces, normal la visión.
En la construcción moderna se usa mucho el vidrio, ya sea para cubrir los amplios ventanales que se estilan o para hacer ladrillos, que muchos arquitectos de hoy prefieren, porque dejan pasar la luz al interior de las casas pero no así el calor ni el frío.
La industria del vidrio está en pleno desarrollo y en estos mismos momentos se continúan investigando en los laboratorios nuevas posibilidades de tan interesante material.
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