La múltiple energía suministra a las plantas por el nitrógeno
Los científicos, siempre en procura de mayores conquistas y adelantos en el campo de la edafología -tal es el nombre de la materia que trata el estudio de los suelos-, creyeron posible la existencia de otros microbios que, de modo análogo a como lo hacen las bacterias, pudiesen fijar el nitrógeno subterráneo, a fin de obtener compuestos azoados imprescindibles para el normal desarrollo de las plantas verdes en general, incluyendo los árboles, las hierbas y los cereales. ¡Y no se equivocaron!
Ahora bien, en esta elaboración sucede algo importantísimo, que conviene tener presente. Cuando provocamos la combinación del nitrógeno con una sustancia cualquiera, se produce energía, que se' acumula en los compuestos obtenidos y es fundamentalmente necesaria para la vida de la planta. Enseguida se nos ocurre preguntar: ¿de dónde proviene esta energía? Del Sol, sencillamente. La energía del astro se encuentra almacenada en los azúcares elaborados por las plantas y es la misma que adquieren los microbios, los cuales la ceden posteriormente a los! nitratos por ellos formados. En algunas regiones del mundo se dan suelos que contienen cantidades enormes I de los inapreciables nitratos. En las pampas de la República Argentina, en las estepas del sur de Rusia y en las dilatadas planicies de la Manitoba canadiense existen estas tierras ricas, que son, claro está, el ideal del agricultor, y en las que crece con mayor abundancia el trigo de calidad superior. Cada hectárea de dichas tierras comprende un peso considerable de productos azoados, y el espesor de la capa vegetal es de más de un metro, en todos los casos.
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