Algunos procedimientos usuales de cruzamiento e hibridación


Ocasionalmente aparecen, de repente, grandes cambios en una determinada planta o en una rama de un árbol o de un arbusto. No sabemos por qué ocurren estas mutaciones, pero sí que pueden perpetuarse más o menos, y también mejorarse.

Hace unos cien años, una rama de haya, en Escocia, presentaba hojas rojizas en vez de verdes. Se practicaren injertos con ella, y luego otros nuevos injertos. De aquella única rama proceden todas las hayas cobrizas que vemos, con frecuencia, en los prados. El pérsico abridor representa una mutación del durazno. Muchos de nuestros más apreciados duraznos, manzanas, ciruelas y peras se originaron por mutaciones. Muchas dalias, rosas y crisantemos se deben a transformaciones de otras variedades. En el invernadero de una universidad, una variedad de crisantemo y dalia presentó, de repente, una rama con flores color de bronce. Se plantaron estacas procedentes de esta rama y de otra que tenía flores rosadas, y ambas características aparecieron en sus descendencias sucesivas.

Las flores tienen órganos masculinos llamados estambres, productores de los pequeños granos de polen, y femeninos denominados pistilos, que son receptáculos que contienen los óvulos. La semilla es el resultado de la fecundación de los óvulos por los granos de polen, procedente de la misma planta o de otra. El cruzamiento se realiza transfiriendo el polen de una planta a los pistilos de otra de la misma especie. La hibridación se realiza llevando el polen de una planta a otra de distinta variedad e incluso de diferente especie. Cuando se trata de flores que se autopolinizan, es decir, que se fecundan a sí mismas, se cortan los estambres antes de que madure el polen y se cubren las flores con bolsas de papel, para evitar la penetración de polen de origen desconocido. Para llevar el polen de una planta a otra se suele utilizar un pincel de pelo de camello.

Esto ha venido haciéndose desde mucho tiempo atrás; pero desde el descubrimiento de los cromosomas y los genes, la operación se realiza más inteligentemente, por saber qué plantas pueden hibridizarse con éxito. No es probable obtener éxito con plantas cuyo número de cromosomas difiera grandemente, a menos que se tomen precauciones especiales. Algunas plantas tienen dos cromosomas de la misma clase, otras tres y aún las hay con cuatro o más. La frambuesa tiene, en total, catorce cromosomas ordenados de dos en dos, y la dalia alberga sesenta y cuatro.