El magnífico cereal que encierra la historia de su vida en diez semanas


Otro cereal muy importante es el maíz, o grano indio, como fue llamado por los europeos cuando llegaron a América y vieron a los nativos, que suponían eran indios, comiendo un grano que, para ellos, era raro y nuevo. América es su patria original y todavía es la más grande productora de maíz, aun cuando este grano ha sido llevado al país y se cultiva en todos los climas apropiados. Estados Unidos de América encabeza la producción con unos ochenta millones de toneladas.

Si bien no se exporta directamente una gran cantidad de este grano, indirectamente se envía una buena parte al extranjero, pues con él se alimentan los ganados vacunos y porcinos cuya carne se embarca para los puertos de Europa. Hay seis clases distintas cultivadas de este grano; pero se supone que todas provienen de una clase de planta silvestre, que probablemente se encuentra extinguida, y que se cree era nativa de México.

El tiempo que tarda el maíz en narrarnos la historia de su vida depende de la variedad sembrada y del lugar de siembra. Hay maíces precoces y maíces tardíos. Los factores ambientales que influyen en la rapidez del desarrollo de este cereal son, principalmente, las lluvias, la temperatura y la longitud del día luz. Algunos maíces fructifican sólo en lugares de días cortos. El maíz se utiliza de muy distintas y variadas maneras. Como alimento humano es excelente, y no debe sorprendernos saber que fue adorado como un dios en los antiguos tiempos del Perú. También se utiliza en gran cantidad para el engorde del ganado. Asimismo la industria obtiene alcohol, aceite, glucosa, gomas, harina, etcétera; con las brácteas se hace papel, y se confeccionan sombreros y otros objetos. La glucosa es uno de sus productos, y cierta variedad tiene en su almidón suficiente humedad como para explotar cuando se lo calienta, formando lo que familiarmente se llama la “rosita de maíz”, que tanta gusta a los niños.