Un dique de castores que produjo en Canadá grandes inundaciones


Los castores pueden alterar enteramente el aspecto del lugar donde instalan sus domicilios, por lo cual les sería imposible vivir en la vecindad de los hombres. Como tienen la costumbre de represar los ríos, las regiones cercanas se inundan. No hace mucho tiempo estableciéronse unos castores en un río próximo a un ferrocarril, en Canadá; sus trabajos ocasionaron en la comarca una inundación que socavó parte del terraplén de la vía férrea; y como esto amenazaba constantemente la seguridad de la vía, los encargados de la conservación de ésta destruyeron la represa y dejaron que el agua siguiese su curso natural. Los castores repararon la avería. Los obreros del ferrocarril cortaron nuevamente la presa, y otra vez la rehicieron los castores. Este doble trabajo de hacer y deshacer repitióse quince veces nada menos, hasta que los laboriosos animales, convencidos de la inutilidad de su empeño, renunciaron a su empresa y emigraron a más apacibles lares.

El castor posee una rica piel, de color pardo, aunque los hay también negros, y hasta se encuentran a veces ciertos ejemplares blancos. Estos animales son los individuos más notables del gran grupo de los roedores, cuyo carácter distintivo es el que indica su nombre.