Manera de cazar las liebres saltadoras en África del Sur


Los jerbos no habitan en América, sino en Asia, en las regiones orientales de Europa, y especialmente en África. Hacen sus habitaciones en la tierra seca de desiertos y estepas y es curioso verlos saltar por el aire. Se alimentan de raíces, tubérculos y semillas.

El pedete del Cabo de Buena Esperanza, conocido también con el nombre de liebre saltadora del Cabo, es un animal de unos 50 cm de longitud, con cola larga y poblada, que fabrica sus madrigueras en las vertientes de las montañas o en las cálidas y arenosas llanuras, y, si el hombre no los persigue, multiplícanse de un modo prodigioso. Ocasionan tales perjuicios en las cosechas, que es preciso organizar grandes batidas contra ellos. No hay animal alguno que pueda alcanzarlos, pues dan saltos enormes, de hasta 8 m en medio de las rocas, de suerte que los cazadores se ven precisados a recurrir a una estratagema. En cuanto las liebres saltadoras descubren a sus perseguidores, se esconden en sus madrigueras, y entonces estos últimos se las inundan de agua. Salen aterradas las liebres, y los cazadores las cogen. Los pedetes no se contentan con comer todo el grano que necesitan para alimentarse por el momento, sino que acopian para el invierno.

Las marmotas también reúnen provisiones para el invierno. Pero este animal almacena sólo hierba que se convierte en heno, con el cual se alimenta durante los helados días de la estación invernal, en que no puede encontrar hierba verde. Durante los meses de verano, la marmota, que es, aproximadamente, como un conejo silvestre de mediano tamaño, y en su aspecto exterior se parece mucho a él, vive en las vertientes de las montañas, en groseras madrigueras; pero, cuando se aproximan los fríos, se reúnen por grupos de doce o más, cada uno de los cuales se construye una especie de cuartel de invierno. Empiezan por abrir túneles, que desembocan en grandes cámaras, en las cuales almacenan los alimentos necesarios para la temporada de invierno y donde hallan un abrigado refugio para el período de sueño invernal por el que pasan.

Cuando cubre la nieve las montañas, encierranse las marmotas en sus abrigadas viviendas y tapian las puertas de entrada con una mezcla de heno y tierra. Ya hecho esto, seguras, abrigadas y felices, se echan a dormir, tranquilas para el resto del invierno, despertándose al final del mismo para devorar el sustancioso heno que tienen almacenado.