Cómo obtienen los castores la madera que necesitan para construir sus diques
Por más extraño que parezca, los castores saben construir diques tan bien como los hombres, y se ponen a trabajar con la seguridad propia de expertos ingenieros. Empiezan por levantar un muro de parte a parte de la corriente, a fin de impedir que el agua se escape en épocas de sequía; y cuando llegan las avenidas practican una abertura en el muro, por la que dejan salir el agua, evitando así que sus viviendas se inunden.
¿Dónde van a encontrar los materiales que necesitan para edificar? En las mismas orillas del río. Los árboles constituyen los mejores materiales, y el castor puede derribarlos con sus magníficos dientes. El borde exterior de éstos es del más duro esmalte, en tanto que el interior está formado de blando marfil. El resultado de esta combinación es que este último se gasta a medida que los animales roen, quedando el borde exterior duro y cortante como el mejor afilado cincel.
Provisto de estas herramientas naturales, procede el castor a derribar algún árbol que se encuentre inclinado sobre el río. Para ello se sienta sobre sus patas posteriores, apoya las delanteras sobre el tronco del árbol y comienza a roerlo en redondo, produciendo en él una especie de cintura, que recuerda, por su forma, la ampolleta de los relojes de arena; y con tal perfección y suavidad ejecuta su trabajo, que trozos de madera cortados por ellos en los parques zoológicos parecen cortados a mano.
Cuando ve que ya el árbol va a caer, el castor se arroja al agua, o procura ponerse a salvo de otro modo. Terminada esta labor, pasa el animal a cortar las ramas y a dividir el tronco en maderos adecuados a sus propósitos.
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