Las batallas que se dan en el mar entre grandes cetáceos dentados
Los hombres, en su afán de procurarse sustancias tan valiosas como las barbas de ballena, el ámbar gris, el aceite y la esperma, persiguen sin piedad a la ballena y al cachalote, hasta el punto que en algunos mares, donde antes eran abundantes, han disminuido estos animales. El mar, por fortuna, es extenso y profundo, de manera que las ballenas hallarán siempre algún lugar recóndito, donde los hombres no puedan cazarlas. Pero tienen otros enemigos, además del hombre. Los cachalotes se combaten unos a otros con ferocidad, entablándose entre los machos batallas formidables. Hanse hallado cadáveres de estos cetáceos, cuyas mandíbulas estaban como entrelazadas; ambos combatientes habían muerto luchando y, en sus últimas convulsiones de agonía, las mandíbulas del uno habían apretado tan estrechamente a las del otro, que llegó a ser imposible separarlas. Los cachalotes, sin embargo, no llegan a devorarse entre sí.
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