El gran cariño que tiene la morsa por sus pequeñuelos
La morsa vive en las regiones árticas, y de ella se conocen dos especies: una del extremo norte del Atlántico y la otra de las costas de Alaska y mar de Behring.
Siempre que puede hacerlo, se echa al mar cuando es atacada; pero, si se ve forzada a entablar combate, puede producir, con sus colmillos, unas heridas terribles.
Se las caza para obtener su piel, su grasa y sus cerdas. La morsa, como las focas, tiene unas cerdas muy fuertes alrededor de la boca. Tal vez le sirvan de órganos táctiles, como las del gato y otros animales; pero se cree que su fin es parecido al que tienen en las ballenas, o sea la pesca, digámoslo así, de los animalitos de que se nutren. Las morsas, como las focas, quieren mucho a sus hijuelos. El macho sacrifica su vida para defenderlos; por eso los cazadores matan primero a la madre y a los pequeños, pues saben que el macho permanecerá luchando tenaz y ferozmente hasta el último momento.
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