A qué se debe que una ballena pueda zambullirse en el mar a grades profundidades


El aceite y la grasa realizan dos fines principales. Primeramente, conservan el calor; conviene tener presente que la ballena es un animal de sangre caliente, como el hombre y los demás mamíferos; en segundo lugar, dichas materias forman una capa protectora contra la fuerza del agua. Los mejores buzos no pueden bajar a profundidades mayores de sesenta metros, ni los submarinos más perfeccionados tienen también un límite, pues, al paso que se desciende, la presión crece de una manera enorme. Pero la ballena, después de aspirar aire, se zambulle en el mar hasta una profundidad de más de kilómetro y medio, donde tiene que soportar una presión de unos 150 kilos por centímetro cuadrado, o sea un peso de más de 211.200 toneladas de agua en toda la superficie de su cuerpo. No existe ningún otro animal de los que a veces se ponen en contacto con la atmósfera, capaz de soportar presiones semejantes. Ciertos peces que viven en los abismos del océano revientan cuando se los saca a la superficie, por quedar suprimida la presión para la cual están conformados; otros, en cambio, quedarían aplastados por el peso del agua si se los hiciera descender a grandes profundidades. Pero la ballena, merced a su colcha o envoltorio de grasa elástica, puede resistir las mayores presiones y salir luego a la superficie, sin sufrir el menor daño.

El hombre caza a este cetáceo para obtener su grasa, de la que se extraen aceite y margarina; para hacer abono de la carne y los huesos, y para utilizar las barbas de muchas maneras. Como tan gigantesco cetáceo suele recorrer los mares desde las zonas polares hasta regiones templadas, las barbas o apéndices córneos, sacados de la boca del animal, resisten todos los climas. El cetáceo que rinde mayor cantidad de aceite y placas córneas es el conocido con el nombre de ballena de Groenlandia, de uno de cuyos ejemplares se obtuvieron cerca de 2 toneladas de placas y 275 barriles de aceite. Esta ballena, llamada también franca se distingue por carecer de aleta dorsal y de surcos o repliegues ventrales; alcanza de 18 a 24 metros de longitud, tiene cabeza enorme y cuerpo grueso y corto, con aletas pectorales breves y anchas. Es de color gris azulado oscuro, con el vientre y parte superior de la cabeza de tono gris blancuzco y el hocico negro. Vive en los mares de la región circumpolar del hemisferio norte y para realizar sus migraciones se reúne en grupos numerosos.