El orangután también salta por en medio de las copas de los árboles
El orangután es algo parecido al chimpancé y al gorila, pero no habita en África, sino en Borneo y Sumatra. Tiene pelaje largo y enmarañado, brazos muy largos, cabeza estrecha y una enorme papada constituida por dos sacos laríngeos. En los machos viejos la cara es gris azulada, con pómulos callosos en forma de media luna. Se traslada velozmente por las ramas de un árbol a otro, pero por el suelo camina despacio y con torpeza. Casi nunca se sostiene erguido, y ha de tocar a cada momento al suelo con los nudillos. Es el más lento de todos los simios, en lo que se refiere a la marcha. No puede apoyar las plantas de los pies en el suelo, como lo hacemos nosotros, sino que se apoya sobre el borde exterior del pie, con lo cual sus pasos son tan inseguros como los de un anciano o los de un niño que aún no sabe andar bien.
El orangután construye en los árboles una especie de nido tosco, cubriéndose con hojas para preservarse del frío o de la humedad. Se nutre principalmente con higos, y come también las yemas, hojas y flores de varias especies de árboles. El rocío de las hojas suele bastarle para saciar la sed; pero, si el tiempo es seco, se ye precisado a ir en busca de agua. Aunque parezca extraño, el orangután llega a sentir cariño a los seres humanos. Había hace algunos años, en un parque zoológico, un orangután que quería mucho a su guardián; un día de Navidad fueron a verlo varias personas, y el guardián lo sacó de la jaula para que mostrase sus habilidades. Hubiérase dicho que quería hablar, por la expresión de sus ademanes. Después de haber estado jugueteando por algún tiempo, el orangután quiso asomarse a una ventana, y se apartó poco a poco, pensando que quizás el guardián se lo permitiría. Éste lo llamó al punto, gritando: “¡Ven aquí al momento!”
El orangután le echó una mirada, pero sin moverse de junto a la ventana. “Estoy muy enojado”, dijo entonces el guardián. Estas palabras conmovieron hondamente al pobre animal, que de un! salto se puso al lado del hombre, y lo besó y abrazo hasta quedar perdonado.
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