Los mirlos y los tordos alecgran delicadamente los jardines con sus armoniosas canciones


El mirlo es de la misma familia que el tordo; también el zorzal y el malvis pertenecen a la familia de los túrdidos. Los individuos más corpulentos del grupo no son los que cantan mejor, pero gozan de gran estimación entre los aficionados a los pájaros, por lo bien que se avienen a criar los pollos de otras aves que se han muerto. Sin embargo, pasado el período de la cría, suelen volverse rencorosos con los pájaros menores que ellos.

Hay personas a quienes les agrada el canto del tordo casi tanto como el del ruiseñor. La belleza del canto del tordo ha quedado demostrada cuando, en más de una ocasión, se lo ha confundido con el de un ruiseñor. En un cierto matorral hay ruiseñores, tordos y mirlos. Cuando llega la época en que canta el ruiseñor, nos trasladamos de día a este lugar para oírlo. Al paso que nos aproximamos, se escuchan los trinos vigorosos y dulces de un ave. "¿Es un ruiseñor?", nos preguntamos. Y en el primer momento nos respondemos: "Sí". Pero prestamos mayor atención, cuanto más nos acercamos, y descubrimos que no es un ruiseñor; no oímos sus famosas notas liquidas, esas notas que sólo él puede dar; pero las otras partes de la canción del tordo -porque en realidad de él se trata- son tan bellas, que, a lo lejos, las confundimos con las del eximio cantor. El tordo suele hacerse algo cansador por la pesada monotonía con que lanza una llamada tras otra, expresadas en notas tan monótonas y regulares como las que produce una máquina. Sin embargo, no ha de ser todo a medida de nuestros deseos, y debemos contentarnos con lo que puede dar de sí este pájaro cantor.

Después del petirrojo, el tordo es la más jovial de todas las aves canoras. Muda con gran rapidez, y al finalizar el otoño entona, juntamente con aquél, un himno de despedida.

El tordo o zorzal común europeo tiene unos 23 centímetros de largo, con plumaje pardo en el dorso y pecho blanco amarillento con motitas oscuras, y patas rosadas. "Vive cerca del hombre, en parques y bosques. El nido, construido con ramitas, raíces y musgo en arbustos y setos, es revestido interiormente con barro y madera podrida, trabajados por el animal con su saliva. Es común verlo por el suelo en busca de insectos.

El malvís es un poco menor que el tordo común, al que se parece, si bien tiene los costados de tono castaño rojizo vivo y una raya blanquecina alrededor del ojo.