El petirrojo hace su nido en una bota o en un sombrero viejo


Como ya hemos dicho, se lo encuentra en todos los jardines. Anida entre la hiedra, en los arbustos, en las mangas o bolsillos de las prendas inútiles que se dejan colgadas por largo tiempo a la intemperie, en una lata, una bota o en un sombrero desechados. Hasta en las chaquetas viejas que se ponen de espantapájaros para ahuyentar a otras aves, construye el petirrojo su nido. Cualquier objeto abandonado por el hombre tiene un aliciente especial para este pájaro, que lo utiliza al punto para cuna de sus pequeños.

Es el mejor amigo del hombre, pues todas las aves escapan al verle venir, en tanto que el petirrojo se aproxima volando como para recibir alimento. Mientras los jardineros trabajan, el petirrojo se posa a su lado en acecho de los insectos, gusanos y crisálidas que aparecen al remover la tierra.

Pero es inútil pensar en encerrarlo en una jaula, porque moriría de pesar, si se encontrara solo, y sí se le diera la compañía de otros pájaros, aunque fueran de su misma especie, lucharía con ellos hasta matarlos.

Por desgracia, es muy cierto que estos pájaros tan sociables son los más reñidores de todos los que vuelan en los jardines. A muchos observadores les ha maravillado este hecho; pero, bien mirado, no debe sorprendernos, pues todas las aves pelean unas con otras. Obsérvense los pollos de las gallinas, y se verá que riñen con frecuencia, y que si alguno de ellos se muestra débil y enfermizo, lo matan entre todos los demás.