La holoturia o balate es muy estimada por los chinos
Ya describimos el erizo de mar en otras páginas, pero conviene tener presente que el que nos muestra el grabado no es más que una de tantas especies de las que comprende el grupo de los equinodermos. Muchos marinos suelen comerlo cocido, y le dan el nombre de huevo de mar.
Las holoturias o balates tienen pies ambulacrales parecidos a los de la estrella de mar, es decir, una especie de tubos que terminan en ventosas, las que les permiten caminar por lugares al parecer inaccesibles.
Los chinos y otros pueblos orientales las consideran como manjar delicado. Hay muchas especies distintas, y las más finas se venden a buen precio, tales como las conocidas con el nombre de cohombro de mar y de esticopo. Las holoturias presentan extraños medios de defensa; cuando temen a algún animal cercano, expulsan, por la parte posterior de su cuerpo, largos filamentos viscosos que se pegan sobre su enemigo, y al tratar éste de librarse de ellos, los envuelve más alrededor de sí mismo y queda preso por éstas como ligaduras. Otra costumbre de las holoturias, cuando se las captura, es la de expulsar de su cuerpo parte de las vísceras, sin que ello implique la muerte del animal, el que es capaz de regenerar esos órganos en poco tiempo. Sabido es que los moradores del Oriente tienen gustos extraños, para nosotros, en materia de alimentación; y así se comprende que concedan tanta estimación a las holoturias, como lo hacen también con los nidos de salangana y otros productos animales o vegetales que nosotros hallamos poco apetitosos o incomibles.
Hemos terminado nuestra breve reseña de algunas de las formas inferiores de la vida, tal como se nos manifiestan en el fondo de los mares. Sin duda no podrán menos de maravillarnos tanto como los animales pertenecientes a grupos más elevados; y, a pesar de la sencillez de su organización y de su forma semejante a la de las plantas, esos seres humildes se nos presentan rodeados de cierto misterio, capaz de cautivar la atención de los más sabios.
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