Algunas difundidas creencias falsas acerca del avestruz
El avestruz no corre en línea recta sino describiendo curvas, de modo que el cazador podrá alcanzarlo saliéndole al paso. Entonces, si el avestruz es macho, peleará. Sus armas son las patas, y se comprenderá cuál es su fuerza con decir que este animal puede llevar a dos hombres sobre el dorso. Suelta las coces hacia adelante, y sus patas pueden causar graves heridas con la uña enorme que posee el mayor de sus dos dedos. Baste esto para evidenciar lo infundado de ciertos relatos que se aceptan como buenos por el vulgo, y según los cuales, el avestruz esconde la cabeza en la arena creyendo librarse de sus enemigos por el hecho de no verlos. En realidad lo que hace el animal es echarse en tierra acurrucándose lo más posible, para parecer una anfractuosidad del terreno, cuando cree ver algún peligro cercano, y que sean sus enemigos los que no lo vean a él. No menos falso es que abandone los huevos para que el calor solar haga salir las crías.
Por más torpe que pueda parecer-nos, el avestruz sabe perfectamente la manera de atender a su procreación. Tres o cuatro hembras ponen sus huevos conjuntamente en una grosera cavidad, que suele ser un hoyo en la arena. Cada hembra pone un huevo por día. El huevo del avestruz es muy grande, pero el macho es un ave corpulenta, y puede cubrir hasta dieciséis de ellos. Si su número es mayor, limítase a retirar los sobrantes, y es frecuente que sean más los huevos perdidos que los empollados. La incubación dura cuarenta y dos días, cubriéndolos el macho alrededor de 5 horas durante la noche y la hembra durante el resto del tiempo. A veces, ésta los envuelve en una capa de arena y los deja alrededor de una hora al sol, pero esto sucede rara vez.
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