Los magníficos langostinos y el camarón que se oculta en la arena


Vamos ahora a tratar de los langostinos, camarones y otros próximos parientes de la langosta. En las Antillas y en América Central hay langostinos casi tan grandes como langostas. Los de Europa son mucho más pequeños, pero cuando tienen tamaño grande, hay que asirlos con alguna cautela, pues van armados, en la parte anterior de la cabeza, de una especie de espada aserrada, con la cual pueden causar en las manos graves heridas, si el pescador no anda con cuidado. Los camarones son pequeños. Su aspecto no es tan atractivo como el de los langostinos, cuyo tono azu-lino rosado se vuelve rojo al ser cocidos. No obstante, son unos animalitos esbeltos y movedizos, tan semejantes en color al medio en que viven, que es difícil distinguirlos cuando están quietos, cosa que sucede raras veces. En los charcos poco profundos donde se refugian para evitar los ataques de sus enemigos, es preciso estar muy alerta si se los quiere coger, pues se escurren con suma facilidad. En los lugares en donde abundan los peces que se nutren de ellos, suelen esconderse durante el día, y aguardan la noche para ir en busca de su subsistencia. Se valen de sus patas traseras para cavar en la arena unos hoyos en que se sepultan, echándose la arena por encima. Los langostinos y los camarones sufren mudas del mismo modo que los cangrejos y que las langostas; poseen, como estos animales, un olfato excelente, que les sirve de gran ayuda para hallar alimentos.