La picadura del escorpión, que es capaz de causar en el hombre graves trastornos
Dedicaremos, para terminar, unos pocos renglones al mayor de los artrópodos descritos en este capítulo, el escorpión, conocido en algunos puntos con el nombre de alacrán. Es un ser muy voraz y de instintos feroces, que consume una enorme cantidad de insectos perjudiciales. Esto último es lo único que en favor suyo puede decirse, pues el escorpión es un animal por demás repulsivo, y cuya picadura es muy venenosa. Los más temibles viven en la India y en las regiones más cálidas del continente africano. Alcanzan una longitud de veinte a veinticinco centímetros, y son tan dañinos como las víboras. La cola del escorpión tiene una longitud casi igual a la de su cuerpo, y cuando corre velozmente la suele llevar en alto, encorvada sobre el lomo. En cuanto coge una presa, esta cola desciende, y con el aguijón, de que va armada en su extremo, inyecta, en la herida que causa, una ponzoña que deja paralizada a la presa.
Los escorpiones tienen su utilidad, porque destruyen una multitud de insectos; pero son muy peligrosos, pues se introducen en las habitaciones, escondiéndose en el calzado, en las camas y en otros lugares donde su presencia pasa inadvertida hasta que se revela mediante una picadura del tremendo aguijón.
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