Los insectos mortíferos que nos obligan a obedecer a las leyes de la higiene
Es preciso que en las poblaciones no haya aguas encharcadas; que se desagüen los pantanos junto a lugares habitados; que no queden descubiertas las cisternas, o, si lo estuviesen, que se eche petróleo en el agua, para matar las larvas.
Estos horribles insectos parecen enviados por la Naturaleza para enseñar a los hombres a ser limpios. Muchas poblaciones que antes eran focos de infección se han convertido en lugares muy saludables, desde que se aplican los nuevos reglamentos.
Entre los que trabajaban en la construcción del canal de Panamá, era enorme la mortandad, debido a las picaduras de los mosquitos que infestaban la región; el gobierno estadounidense mandó gente competente, para que emprendiera sin tardanza la obra de saneamiento. Se desecaron las aguas estancadas; se quemaron las basuras y detritos de todo género; no quedó lugar alguno en que los mosquitos pudieran poner huevos. El resultado de esta campaña fue que desaparecieron la fiebre amarilla y la malaria que hasta entonces propagaban los mosquitos estegomía y anofeles respectivamente. Lo mismo puede hacerse en otros climas insalubres, en provecho de la salud pública. Bastará con que la gente, para evitar el peligro, se conforme a las reglas de la higiene; si las quebrantan, por el contrario, serán víctimas de los insectos cuya picadura es mortífera.
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