Seres vivos que no son lo que realmente parecen ser
Siendo de gusto poco agradable, y por tanto, poco tentadoras las mariposas que más se parecen a ciertas partes de los vegetales, son también las más atrevidas. Vuelan sin prisa ni cuidado a la luz del sol o del alumbrado nocturno, en ciertos lugares en donde abundan las aves insectívoras. Saben que no corren peligro, porque su aspecto aleja a los enemigos, presentándolas como objetos poco apetitosos. Por supuesto, no son las mariposas las únicas formas de vida animal que se pueden encontrar en este caso. Hay una chinche alada que reviste el aspecto de avispa; hay polillas que toman la apariencia más perfecta de briznas vegetales; hay una tímida oropéndola que logra escapar a la persecución de sus enemigos más astutos pasando por un poderoso tropidorrinco. El cuclillo tiene alguna semejanza con el fiero gavilán, y asusta a las avecillas entre cuyos huevos quiere poner el suyo.
A primera vista, pocos dirían que la rana disfrutase de este género de protección. Sabemos, no obstante, que las ranas y los sapos apenas delatan su presencia cuando permanecen mucho tiempo en el mismo sitio; y sabemos también que estos animales se encuentran obligados a esconderse disimulando sus cuerpos para no ser víctimas de los ánades y otras aves aficionadas a ellos. No obstante, en Santo Domingo hay una rana pequeña que no se esconde.
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