¿Por qué sentimos a veces dolor en el costado cuando hemos corrido mucho?
Cuando corremos necesitamos que el oxígeno de nuestra sangre se renueve rápidamente, porque nuestros músculos hacen gran consumo de él.
Por consiguiente, nos es preciso respirar profunda y rápidamente, lo cual hace que trabaje con exceso ese importante músculo que nos hace respirar, conocido con el nombre de diafragma, del cual ya hemos tratado. Este músculo, aunque ancho y vigoroso, es bastante delicado en ciertos puntos. Hállase ligado a la superficie interior de cada una de las seis costillas inferiores, a cada lado del cuerpo, por fajas de fibras bastante finas. Estas mismas costillas son a su vez movidas por músculos colocados entre cada dos de ellas; de suerte que el dolor o punzada que sentirnos se explica, a nuestro entender, porque como las costillas se mueven con rapidez y violencia cuando respiramos de prisa y profundamente, a veces alguna ligadura del diafragma se distiende demasiado, y nos ocasiona el dolor que sentimos.
Con frecuencia nos sobresaltamos sin motivo creyendo que esta punzada nos es perjudicial; por el contrario, es un aviso que recibimos para que no causemos daño excesivo a estas fibras ya un poco distendidas. Si nos detenemos, descansan; y cuando nuevamente emprendemos la carrera, tomamos, probablemente de una manera instintiva, ciertas precauciones para que no trabajen tanto dichas fibras. El que es perito en la carrera nunca siente esta punzada, porque su larga práctica le ha enseñado a utilizar todos los músculos de la respiración de un modo conveniente y adecuado, a fin de que todos ellos trabajen por igual, y no caiga sobre uno determinado todo el peso del trabajo, cuando tiene que forzarlos.
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