¿Por qué no descarrila un tren cuando recorre una curva?
Ésta es una pregunta muy fundada, porque presupone la verdad de la primera ley de Newton sobre el movimiento. Dice esta ley que una cosa que se mueve tiende a proseguir moviéndose en la misma dirección, y realmente ha de ocurrir así, a menos que sobrevenga algo que la altere. Siguese de esta ley que un tren que recorre una línea curva tiene forzosamente que descarrilar, a menos que haya algunas fuerzas dispuestas a alterar su dirección.
Como ya sabemos, los trenes pueden construirse en condiciones de rodar por vías curvas. No tenemos más que hallar cuáles son las circunstancias que intervienen en la tendencia que tienen a moverse en línea recta. Pensamos, ante todo, en los bordes levantados de las ruedas; pero éstos carecen de importancia. Si no hubiese nada más, el tren descarrilaría en un momento. El otro punto es la disposición en que están cortadas las ruedas, y, finalmente, hay otra cosa importantísima, por medio de la cual el riel exterior de una curva queda levantado. Cuando se tiende una línea férrea hay que calcular cuan pronunciada es cada curva y a qué velocidad está permitido que pasen los trenes por encima de ella, así como cuánto hay que levantar el riel exterior, es decir, qué peralte necesita. En una pista de carreras de bicicleta se ve lo mismo exactamente; en las curvas presenta gran desnivel. La resistencia que ofrece el ascender montaña arriba, como si dijéramos, mantiene al tren en el camino que queremos que mantenga. Oponemos la fuerza de gravedad a la tendencia del tren a moverse en línea recta según la citada ley.
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