¿Por qué la sal funde el hielo y la nieve?


Todos conocemos la escala termométrica inventada por Fahrenheit, que vivió de 1686 a 1736, el cual halló que la temperatura más baja que podía obtener era la producida por una mezcla de sal amoniaco machacada y nieve, y con objeto de construir una escala para medir el calor, llamó cero grado a la temperatura de esta mezcla, y 212 grados a la del agua en estado de ebullición.
En esta escala el punto de congelación del agua corresponde al grado 32, de suerte que podemos decir que el agua se congela cuando el termómetro marca 32 grados Fahrenheit. Hay otra escala, llamada centígrada, que es la más usada en América del Sur; en ella el cero corresponde al hielo fundente, y los cien grados, al agua hirviendo. Cuando la sal se mezcla con hielo o nieve, el proceso de la mezcla cambia la sal y el hielo o la nieve en un líquido cuya temperatura es considerablemente inferior a la del hielo o nieve fundente. Vemos, pues, que uno de los más sorprendentes efectos del calor es la facultad que posee de alterar el estado físico de los cuerpos, como lo hemos venido comprobando en sucesivos estudios.
En el caso particular que nos ocupa, convierte en líquido la sal y la nieve o el hielo; pero como este líquido requiere una temperatura mucho más baja que el agua para congelarse, la nieve, en esta circunstancia, termina fundiéndose lentamente.