¿Por qué las dos orillas de un camino recto parecen encontrarse a lo lejos?


Desde luego, sabemos perfectamente que no existe tal encuentro: es una ilusión de la vista. Si un artista trata de representar en un cuadro un camino que se aleje de nosotros, deberá indudablemente trazar sus dos orillas inclinadas la una hacia la otra, a fin de producir en nuestros ojos idéntica impresión a la que producen los caminos verdaderos. Ésta es la parte de sus estudios que llaman los artistas perspectiva, la cual enseña a copiar en las figuras el aspecto que presentan las vistas de lejos, conforme a la etimología de la palabra. Nuestros ojos juzgan las distancias por el ángulo bajo el cual se ven los objetos. Supongamos que nos valemos de uno solo de nuestros ojos, para simplificar la cuestión. Si miramos dos puntos cualesquiera, calculamos la distancia que los separa por la magnitud del ángulo que forman las dos rectas trazadas desde ellos al centro del cristalino. Pues bien, supongamos que estos dos mismos puntos, colocados a la misma distancia uno de otro, distasen mucho más de nuestro ojo; el ángulo formado por las expresadas líneas sería mucho menor en este caso y, en consecuencia, los veríamos mucho más próximos el uno del otro, al parecer.

Y si vamos tomando diferentes pares de puntos, a lo largo de los bordes del camino y a diferentes distancias, comprenderemos bien por qué dichos bordes parecen juntarse a lo lejos. En realidad, no se acercan uno al otro; lo que ocurre es que va disminuyendo el ángulo visual.