¿Por qué es imposible que echemos dientes por tercera vez?


Cuando nacemos traemos escondidos dentro de las encías nuestros primeros dientes, comúnmente denominados “dientes de leche”, los cuales se hallan ya perfectamente formados en el instante del nacimiento, y no tienen más que cortar para que los veamos. Los niños recién nacidos se alimentan mamando, y no masticando, por lo cual es mucho más conveniente que en los primeros meses los dientes no estén visibles. Aun más profundos dentro de las encías, debajo de cada uno de los primeros dientes, y ocupando en las quijadas lugares algo posteriores a éstos, existen unos pequeños grupos de células, llamadas gérmenes de los dientes, que formarán algún día los segundos dientes, los que reciben de ordinario el nombre de permanentes, aunque con harta frecuencia no lo son tanto como podrían. Existen treinta y dos grupos de estas celdillas, y aunque tales no sean dientes, ni su aspecto se asemeje a ellos en lo más mínimo, tienen, sin embargo, el poder de formar dientes, muelas y colmillos.

Debemos cuidar mucho los primeros dientes y muelas de los niños, lavándoselos y haciéndoselos empastar si se les producen caries, aunque sepamos que han de mudarlos pronto; porque, de lo contrario, pueden sufrir gran daño los gérmenes que yacen debajo de ellos y, en este caso, sus nuevos dientes serán de forma irregular, poco consistentes, delgados y deleznables, por lo que se romperán o picarán en plazo breve. Ya tenemos; explicado por qué nos salen los segundos dientes cuando se nos caen los primeros; pero cuando perdemos los segundos, no podemos echar otros, porque no tenemos nuevos gérmenes dentales debajo de ellos, como sucede con los primeros. Así pues, no nos nacen terceros dientes por no contener las encías el germen necesario para su formación y crecimiento.