¿Por qué soñamos que podemos hacer cosas que nunca hacemos despiertos?


La razón de que en nuestros ensueños creamos ejecutar cosas del todo imposibles es que, mientras soñamos, la parte más importante de nuestro cerebro, la que hace que nos conozcamos a nosotros mismos, y preside nuestro criterio y nuestra facultad de distinguir entre lo real y lo fantástico, permanece dormida, y por consiguiente no puede ejecutar las funciones que le están encomendadas. Con frecuencia, aun despiertos, fabricamos castillos en el aire, es decir, nos imaginamos que estamos ejecutando toda suerte de cosas fantásticas; pero la parte rectora del cerebro conserva su actividad, de manera que siempre conocemos que estamos fantaseando, que no las ejecutamos realmente. Pero cuando la parte rectora del cerebro y la facultad de la mente que en él reside, están dormidas, lo que sólo es fantasía se nos antoja verdad. A veces, aun en nuestros diurnos ensueños, pasamos gradualmente de las fantasías ordinarias de una persona despierta a un estado en que dichas fantasías nos parecen reales; y es que nuestro discernimiento y facultades reflexivas están adormilados. Probablemente, podría señalarse una escala completa, desde las fantasías que nos consta que son imaginarias, hasta los ensueños más disparatados que nos parecen realidades claras.