¿Llegará el hombre, cuya estatura es mayor que antiguamente, a duplicar su corpulencia?
La respuesta debe ser negativa. Nuestro aumento de estatura, comparada con la de nuestros antepasados, es debido a las mejores condiciones en que se desarrolla nuestra vida. Somos más limpios que ellos; ingerimos alimentos más puros y nutritivos; y tomamos mayores precauciones contra los calores y los fríos excesivos. Asegúrase que la estatura media del hombre ha aumentado 25 milímetros en 1.000 años; pero este aumento es debido a las circunstancias, no a que la naturaleza del cuerpo haya experimentado alteración alguna.
Cuando se estudian los restos humanos más antiguos, se observa que la estatura media del hombre, aunque varió con las distintas razas en los tiempos pasados, lo mismo que ocurre hoy día, se ha conservado constante. Los antiguos egipcios, de hace 5.000 y 10.000 años, eran más bien bajos que altos, lo mismo que ahora. Los hombres de hace tal vez 25.000 años, que construían y habitaban cavernas próximas a Mentone (Francia), tenían la misma estatura exactamente que los modernos escoceses o suecos, y así todos los demás. A decir verdad, no se notan grandes diferencias entre el hombre de los tiempos remotos y los actuales pobladores del mundo, por lo que a la parte material se refiere: el tipo humano aparece, desde luego, casi fijo. Su inteligencia, y no su cuerpo, es la que se ha desarrollado de un modo prodigioso; su cráneo crece de continuo, pero sus piernas conservan la misma longitud aproximadamente.
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