¿Por qué tienen huesos en su interior algunos frutos?


Las frutas están destinadas a cumplir un cometido importantísimo, cual es la reproducción de la especie de las plantas que las producen. La parte esencial de la cereza y la ciruela no es la carne que comemos, sino la pepita que hay dentro de sus huesos. De ella nacerá la nueva planta, si se coloca en condiciones adecuadas, y el resto de la fruta tiene por único fin facilitar que estas condiciones se realicen. Existe primero la parte dura del hueso, que protege de todo mal la semilla viva que encierra, pero cuya estructura permite que se abra fácilmente cuando empieza a brotar la pepita; y después, la parte carnosa o fruta, que nos hace apreciar la cereza o la ciruela.

La piel de la ciruela o de la cereza protege su parte carnosa contra los ataques de los insectos y de los microbios. Vemos, pues, que existe una razón poderosa para que las ciruelas y las cerezas tengan hueso. Los frutos de esta clase se denominan carnosos; en ellos la capa interna del ovario se ha lignificado y formado el hueso. Existen otros frutos carnosos, como la uva, el tomate, etc., que no crían hueso, sino pepitas u otra clase de semilla.