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¿Cómo es posible que un hombre pueda caminar sobre un alambre?

Si se nos hubiese preguntado por qué podemos tenernos en pie y caminar, siendo nuestros pies tan pequeños en comparación con el resto del cuerpo, la respuesta habría sido la misma. En ambos casos nuestros cuerpos son más pesados por arriba que por abajo; y si una persona, de pie sobre una amplia base, o lo que es más difícil todavía, sobre un alambre delgado, resbala o se desmaya, necesariamente cae.

Este hecho nos demuestra que, aunque las personas que andan por sobre alambres, poseen gran habilidad y hacen lo que no podemos hacer los demás, su hazaña es semejante, aunque en un grado más elevado, a la que ejecutamos todos diariamente; y la explicación de ambas es la misma. Estos individuos aprenden, a fuerza de práctica, a andar por un alambre, como los niños aprenden a caminar por el suelo. Ambos utilizan los ojos, la sensibilidad natural de la planta de los pies, y otras sensaciones que residen en lugares especiales, destinados a este objeto.

Estas personas, que poseen grande habilidad para andar sobre un alambre, están, sin duda alguna, dotadas por la Naturaleza de especiales disposiciones para ello, y adquieren su destreza por medio de la práctica, el ejercicio o la educación.