¿Cómo podemos apreciar las distancias en los cuadros?


Las pinturas y las fotografías nos causan el efecto de las profundidades y distancias, y de lo que se llama perspectiva, de la misma manera que ; los ojos en la vida ordinaria. Cuando miramos algo, se forma en la retina una especie de fotografía o ligera imagen; y aunque esta imagen es plana, ni más ni menos que la que se formaría en una placa fotográfica, sabemos darle el relieve que le falta.

Si lo que contemplamos es un cuadro, la imagen que se forma en la retina no es más llana que si mirásemos el objeto real. De suerte que en todos los casos, el cerebro tiene que interpretar, por decirlo así, la imagen plana formada en la retina.

Esta tarea se la facilita, hasta cierto punto, el hecho de que poseamos dos ojos, que ven las cosas bajo ángulos un poco diferentes. Uno de los ojos descubre mayor porción del objeto por un lado, y el otro por el opuesto, lo cual nos ayuda a formarnos una idea de su profundidad. Sin embargo, cuando contemplamos un cuadro cualquiera no tenemos esta ventaja, a pesar de lo cual nos hacemos cargo de las distancias de la misma manera que cuando miramos un paisaje con un solo ojo. Así pues, evidentemente, el hecho de tener dos ojos no explica totalmente el referido fenómeno, ni aun siquiera la mayor parte de él.