¿Por qué no es posible romper un huevo oprimiéndolo en sentido longitudinal?


No es exacto del todo que no podamos romper un huevo apretándolo en el sentido de su longitud, pero sí es cierto que se necesita realizar un esfuerzo mucho mayor para romper la cascara, si la oprimimos por sus extremidades. La respuesta depende de la forma que presenta la cascara. Puede consistir, en parte, en que ésta es más gruesa por los extremos que en el centro, o también en que se halla constituida por hilos o fibras dispuestas en una dirección determinada; pero ésta no es la explicación que juzgamos más acertada.

Debemos considerar al huevo como formado por arcos. Ahora bien, un arco alto y estrecho es mucho más resistente, en igualdad de circunstancias, que el muy ancho.

Cuanto más elevado y angosto es un arco, mejor resiste su masa cualquier presión que desde arriba se ejerza sobre ella, hasta el extremo de que, si es suficientemente estrecho, viene a ser casi lo mismo, a este efecto, que una columna vertical, que resiste el peso de una cosa colocada sobre ella. Por otra parte, si los estribos de un arco se hallan muy separados, no es posible que tengan tanta resistencia, siendo mucho más fácil separarlos en consecuencia, con lo que se hundirá aquél.

Ahora bien, podemos considerar el huevo, cuando lo oprimimos en el sentido de su diámetro menor, como formado por dos arcos muy anchos y, por consiguiente, muy débiles. Al apretar, lo hacemos tan sólo sobre el espesor de la cascara, que es muy poco resistente. Pero cuando oprimimos sus extremos, tenemos que vencer la resistencia de arcos mucho más estrechos, y apretamos, no tanto sobre el mero espesor de la cascara, de fuera adentro, como sobre su longitud, de extremo a extremo del huevo íntegramente.