¿Por qué no cae una bala de cañón después de haber salido del arma?
No sólo no cae al suelo una bala de cañón en el momento de ser disparada, sino que siempre describe una trayectoria de forma determinada; y todos los cuerpos recorren trayectorias parecidas, cuando se lanzan al espacio en la misma dirección y de manera semejante.
Dicho camino o trayectoria es el resultado de los efectos producidos por las diversas fuerzís que obran sobre la bala, o en su interior. Si ésta no hiciese más que ir rodando por dentro del cañón hasta salir por la boca, caería desde luego al suelo, pues en tal caso la atracción terrestre sería la única fuerza que obraría sobre ella, por lo menos con intensidad manifiestamente apreciable.
Pero al ser disparada la bala por el cañón, se mueve en dirección determinada y contiene cierta cantidad de fuerza; y si bien la ley de gravedad nos dice que la bala es atraída por la Tierra, sabemos que, según la primera ley de Newton relativa al movimiento, todo cuerpo en estado de movimiento tiende a seguir moviéndose en línea recta con la misma velocidad. La trayectoria de la bala es el resultado de la acción continuada de esas dos fuerzas. Tarde o temprano la gravedad acaba por prevalecer, tanto más, cuanto que es ayudada por la resistencia del aire; pero para todo cuerpo en estado de movimiento -desde una bala de cañón hasta un átomo de gas- existe cierta velocidad con la cual se alejaría para siempre de la Tierra, si pudiese alcanzarla.
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