¿Dan vueltas como trompos las personas que viven en los polos?
Tenemos ahora la completa seguridad de que no hay seres humanos en el polo Norte ni en el polo Sur; pero no por eso deja de ser interesante la pregunta. Si nos fijamos en un trompo o peonza, veremos que sus distintas partes giran todas a un tiempo, pero con diferentes velocidades, pues los puntos situados en la parte más ancha, o sea cerca del “ecuador”, han de recorrer en el mismo tiempo más distancia que los puntos situados junto a los “polos”.
Ahora bien, con respecto a la peonza que llamamos la “Tierra”, es forzoso que todos los puntos de su superficie efectúen cada veinticuatro horas una vuelta completa; la regla ha de serle aplicable por igual a un hombre situado en el polo Norte y a otro situado en el ecuador, porque la Tierra se mueve en una sola pieza, sin que, como en el Sol o en Júpiter, unas partes se muevan con mayor rapidez que otras.
Una persona situada en el ecuador es arrastrada a razón de unos mil seiscientos kilómetros por hora; mientras otra que se colocase exactamente en el polo Norte o en el Sur, o sea, en uno de los extremos precisos del eje de la Tierra, no haría sino dar una vuelta completa sobre sí misma cada veinticuatro horas, es decir, en el mismo espacio de tiempo en que el habitante del ecuador recorre más de 40.000 kilómetros. De manera que si bien en los polos una persona giraría como una peonza, no se daría cuenta de ello, por la lentitud del movimiento.
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