¿A qué se debe la formación de lo que denominamos nudos en la madera?


Sabido es que en ciertas clases de madera abundan mucho los nudos, aun tratándose de buenos ejemplares sin huella alguna de enfermedad.
Los nudos, por lo tanto, son una cosa normal en esas clases de maderas,, y han de responder a alguna causa seguramente definida.

La madera de que se componen suele ser sumamente dura, bien lo saben los carpinteros; y esta dureza se explica, desde luego, si tenemos en cuenta que los nudos, por lo regular, corresponden sencillamente a los puntos en que las ramas principales arrancan del tronco del árbol. Es natural que se necesite en dichos puntos más fuerza y más resistencia.

En el caso de ciertos árboles, como-la haya, el olmo y el cedro, se suelen encontrar nudos en la superficie de-la parte leñosa del tronco; y esos nudos se han formado realmente en la corteza. Hubieran debido ser retoños; pero su crecimiento no ha continuado, y únicamente han quedado sus nudos iniciales.

Estos retoños malogrados -por decirlo así- son comprimidos, al cesar su desarrollo, por la materia que los rodea, hasta que se ponen sumamente duros. Si los cortamos por la mitad,, observamos que se componen de una serie de capas circulares de materia leñosa, muy apretadas unas contra otras, pero identificables.