Si pudiésemos llevar radio al polo norte ¿haría variar el clima de aquellas regiones?


Ya hemos dicho en muchas partes de esta obra que la desintegración del radio se produce con desprendimiento de calor. Es lógico, pues, que si fuese posible llevar grandes cantidades de ese elemento al polo, podrían llegar a producirse notables variaciones climáticas. Pero el precio del radio es tan grande y su cantidad tan limitada que esta hipótesis, sin embargo, no pasa de ser una imposibilidad práctica. Sin embargo, la física actual ha dado un paso revolucionario que permitirá en un futuro nada lejano transformar realmente el clima de las regiones polares. La bomba atómica ha inaugurado una nueva era, que bien puede llamarse la Era Atómica, en la cual toda la actividad humana llegará a estar dominada por las fabulosas reservas de energía que se han descubierto en el interior del átomo. En el capítulo destinado a explicar la bomba atómica, puede leerse cómo los hombres de ciencia han llegado a descubrir y luego a desencadenar (ésta es la palabra) esas tremendas energías ocultas, al lado de las cuales las reservas carboníferas y petrolíferas del mundo entero son insignificantes y despreciables. Es perfectamente posible pensar ahora que mediante la construcción de “pilas atómicas” a base de uranio, en las regiones frías, el hombre llegará a producir allí climas a voluntad. Quizá no esté lejano el día en que una exuberante vegetación tropical alegre el espíritu de los futuros habitantes polares.