¿Por qué unos días son más fríos que otros si el sol es siempre el mismo?
De varios modos puede ser contestada esta pregunta. Puede ocurrir que, a pesar de no variar el calor del Sol, sus rayos atraviesen el aire unos días con más oblicuidad que otros. Ésta es la gran diferencia que existe entre los días del verano y los del invierno. Cuanto mayor sea la masa de aire que el calor traspase, menos lo sentiremos. Además, si el aire que sopla es caliente, será el día más caluroso que si recibiésemos una corriente de aire frío. Es decir que el calor del día depende del viento reinante, casi tanto como de la fuerza del Sol. Por último, si el aire contiene gran cantidad de vapor de agua, nuestro sudor no podrá evaporarse.
La evaporación del sudor de nuestra piel contribuye de un modo eficaz a refrescarnos el cuerpo, que, mientras conserva su vida, está produciendo calor constantemente. Si la evaporación del sudor se hace lenta, por poseer ya el aire casi todo el vapor de agua que puede contener, sentimos más calor, y decimos que el día es caluroso. Es posible que la temperatura ambiente no sea superior a la de otros días que nos parecen más frescos; pero en estos juicios nos dejamos guiar por nuestras sensaciones, las cuales dependen de la facilidad o dificultad con que nos deshacemos del agua que exhalamos por la piel y los pulmones.
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